Desde 2010 la cantidad de vehículos circulando ha aumentado en un 81%, lo que hace urgente avanzar hacia medidas que mejoren la movilidad urbana y descongestionen las calles y autopistas del país.
El parque de vehículos en las calles y autopistas de Chile ha aumentado de manera considerable durante las últimas décadas. En el año 2010 circulaban 3,29 millones de unidades, mientras que a fines de 2021 se contabilizaron casi seis millones de automóviles (5,98 millones), según cifras recientes publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
De esta forma, el salto desde ese año a la actualidad fue de un 81%, siendo las regiones Metropolitana y de Valparaíso las que concentran casi la mitad del parque motorizado (49%). Si se agrega el Biobío, ese porcentaje aumenta a 56,7%.
En línea con lo anterior, las ventas de vehículos han sobrepasado varios récords, y durante este 2022 han seguido al alza. Incluso, solo en el primer semestre de este año se vendió un total de 222.453 automóviles nuevos, un avance de 24,4% en comparación con idéntico período de 2021.
Esta expansión ha comenzado a presionar la infraestructura vial y está suponiendo todo un desafío para la movilidad del transporte público, considerando el aumento de la congestión vehicular que se ha registrado en las distintas calles y autopistas del país. Por lo anterior, profesionales y autoridades de diversos sectores han entregado sus visiones al respecto.
Una de ellas fue la exministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, que sostiene que el principal reto “consiste en lograr el uso más eficiente posible de la vialidad urbana, que es un recurso cada vez más escaso y, al mismo tiempo, indispensable para la circulación de las personas. Por eso, es clave mejorar y hacer más atractivo el uso de modos masivos de transporte público, como buses y trenes”.
Junto con esto, afirma que es crucial determinar prioridades para la utilización de las áreas más congestionadas, especialmente en las horas punta. “En esa dirección, las vías prioritarias para el transporte público son una medida eficaz”, puntualiza.
Paula Bunster, presidenta de la Comisión de Transportes del Colegio de Ingenieros, hace hincapié también en la importancia de mejorar el sistema de transporte público. Según indica, esto “es la base para articular múltiples acciones desde la infraestructura, la flota, el control y la integración de actores, con el objetivo de bajar a los usuarios del auto privado”.
Además, señala que se deben reemplazar los motores convencionales de gasolina o diésel por vehículos que usen energías limpias provenientes de fuentes renovables.
En la misma línea, Diego Mendoza, secretario general de la Asociación Nacional Automotriz de Chile, detalla que la antigüedad del parque de vehículos livianos y medianos en Chile es de 9,4 años, la tasa más joven del continente. No obstante, agrega que la cifra de 3,6 habitantes por vehículo del país sigue siendo inferior a la de naciones desarrolladas, como en EE.UU., donde la relación es uno a uno.
Por ello, opina que “podrá seguir renovándose el parque más antiguo con vehículos más eficientes, en un período de transición decisivo hacia la electromovilidad”.
Mendoza plantea que se deben desarrollar redes de carga adecuadas para autos eléctricos y elaborar incentivos para el consumidor que compra estas tecnologías más caras. Añade que es necesario mejorar el estándar de la vialidad, estudiando los principales trayectos de los vehículos, que «se utilizan no solo con fines particulares, sino también para emprender».