No hay duda que una buena infraestructura es un factor crítico para el desarrollo económico y social de un país, ya que proporciona una base sólida para la actividad económica y la calidad de vida de las personas. A través del sistema de concesiones, nuestro país ha podido avanzar sinificativamente en esta materia.
El modelo de concesiones en infraestructura ha sido fundamental para el desarrollo de Chile durante los últimos 30 años.
Desde la adjudicación del primer proyecto de asociación público-privada (APP), el túnel El Melón, se han construido autopistas, hospitales, cárceles, embalses, aeropuertos y otras infraestructuras que han mejorado la calidad de vida de los chilenos y promovido el crecimiento económico del país.
Antes de que se implementara el modelo de concesiones, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) destinaba el 80% de los US$200 millones anuales de inversión que realizaba a mantener la Ruta 5, que en ese entonces solo tenía un tramo doble calzada entre Santiago y San Fernando. La liberación de recursos permitió la construcción de obras secundarias que de otra manera no se hubieran podido realizar.
La Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública A.G. (Copsa) ha contabilizado 110 contratos de concesión desde 1993 a la fecha, con una inversión total de alrededor de US$28 mil millones. De ellos, 53 han sido de autopistas, 26 de aeropuertos, 15 de hospitales y cárceles, cuatro de embalses y 12 en obras como el Movistar Arena o el Centro Cultural Palacio de La Moneda.
Para el presidente de Copsa, Leonardo Daneri, el modelo de concesiones ha permitido la construcción de infraestructuras de alta calidad y ha atraído a empresas de clase mundial al país, aumentando la tecnología a niveles de última generación. Además, ha permitido que el Estado se enfoque en otros proyectos de alta rentabilidad social, pero con baja rentabilidad privada, mientras que la industria de concesiones complementa la inversión pública.
El director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), Carlos Cruz, destaca que la utilización del sistema de concesiones en sectores como la salud y las cárceles ha permitido adelantar inversiones para dotar a la población de servicios de alta calidad. Esto ha redundado en una mejor calidad de vida para sus usuarios y ha permitido llevar a cabo inversiones en centros culturales y edificios de servicios.
La industria de concesiones en Chile ha aportado US$ 27 mil millones en activos que, de otra manera, no se hubieran invertido, permitiendo resolver el déficit histórico de infraestructura del país, según destacan el economista senior de Libertad y Desarrollo, Tomás Flores, y el director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), Carlos Cruz.
El sistema de concesiones ha permitido adelantar proyectos estratégicos, como la Ruta 5 y los aeropuertos, y extender la red vial principal y complementaria, así como invertir en plantas desaladoras, hospitales, cárceles, ferrocarriles y sistemas de transporte no convencionales. Si durante los últimos 30 años se han invertido US$ 27 mil millones a través del sistema de concesiones, en los próximos 30 años es posible cuadruplicar esa cifra, asegura Carlos Cruz.
El principal desafío a futuro es que la infraestructura sea política de Estado, según destaca Leonardo Daneri, lo que se traduce en atender las preocupaciones de los usuarios y las problemáticas en los alrededores de la infraestructura.
En este sentido, asegura que la asociación público-privada permite trabajar en conjunto proyectos en beneficio de la ciudadanía, concretando obras que son administradas, gestionadas y mantenidas por el privado, pero que son propiedad del Estado. ‘Hoy contamos con una exitosa alianza público-privada, en la que hemos logrado un trabajo eficiente y coordinado con las autoridades de gobierno, entre las que destacamos al MOP. En este sentido, parte de nuestros desafíos sigue siendo mantener esta coordinación y desarrollar infraestructura para mejorar la calidad de vida de las personas’.
